Este es un tema que me pareció interesante subir, ya que generalmente es muy poco tratado.Hablaremos de algunas mujeres que se desempeñaron en nuestro campo musical Sólo es una cucharadita, para contestar la pregunta: ¿Por qué no conocemos mucha música creada por mujeres en la edad Media?, la respuesta precisamente tiene que ver con todas las costumbres de esta etapa; del entorno cultural, político y social, esto también incluso nos llevará a comprender la visión del hombre respecto a la mujer y como era entonces que ellos hacían arte. Vayamos entonces con algo de historia:
Socialmente la posición de las mujeres en está época, se puede determinar de las siguiente manera: la mujer noble, la campesina y la monja.La primera de ellas era la única que podía gozar de grandes privilegios y la que, si fuese posible, podría alcanzar un mayor reconocimiento.
Era el centro del hogar donde se encargaba no sólo del cuidado de los hijos y su educación sino que también de la organización de los empleados que trabajasen para ellos, del control de la economía, sobre todo cuando el marido estaba ausente, que era lo más frecuente en la época por las guerras o las cruzadas, o por quedar viuda, era la encargada, como administradora, de tomar las decisiones en sustitución de su marido. La realidad era, según algunos especialistas, que las necesidades que tenían en la vida cotidiana , estas mujeres ejercían como sus maridos incluso llegaban a alcanzar un gran poder social.
El día de la mujer noble podía ser muy cansando de acuerdo a lo que tuviera que tuviera que dirigir, de sus empleados y del número de familia. De cualquiera de las formas, era un trabajo más complicado de lo que la literatura clásica ha dado a entender. No obstante, el dinero o el prestigio no hacía que estas mujeres fueran plenamente felices y es que se jugaba con ellas desde que eran utilizadas como moneda de cambio a través de las uniones matrimoniales, que servían para sellar pactos estratégicos o políticos, y así aumentar las posesiones de uno u otro hombre. A la mayor parte no se les permitía intervenir en política y, aunque eran las transmisoras de la dote, según la Legislación, no podían gozar de ella ni en su estado de casadas, solteras o viudas, porque pertenecían al padre, al esposo o al hijo.
Pero, sin lugar a dudas, era la mujer campesina medieval la que más duras condiciones de vida tuvo que soportar: dentro del hogar era la encargada de la cocina, de las ropas, de la limpieza, de la educación de los hijos, etc. Fuera de él debía ocuparse del ganado y del huerto, cuando no debía trabajar también en las tierras de cultivo. Si por el contrario la mujer residía en la ciudad, además de ocuparse de su familia y la casa, debía hacerlo del negocio familiar o ayudar a su marido en cualquiera de las actividades que éste llevase a cabo. Si ambos cobraban un salario, el de la mujer era notablemente menor, a pesar de que realizasen los mismos trabajos. Este hecho es especialmente lacerante cuando la mujer es soltera o viuda y deja el hogar para trabajar, normalmente en el servicio doméstico- representa la mayoría-, en el hilado, o como lavandera o cocinera. Pero también lo hace, como decimos, en el campo como braceras o jornaleras.
Por último, la mujer que opta por dedicar a Dios su vida es una mujer que ha cometido pecados en su vida y quiere redimirse, o bien una segundona que ha visto cómo su dote se ha ido con una hermana mayor, o simplemente una mujer que ve el convento como salida a un casi seguro matrimonio pactado. Esta mujer ha sido la que más expectación ha generado en la historiografía, derivada de las particularidades de los conventos y la relativa libertad que se vivían dentro de ellos.
Un caso especial muy estudiado también, lo suponen las beguinas, mujeres que dedican su existencia a la religión pero que lejos de ingresar en un convento, mantienen su vida cotidiana fuera de éste. Estas mujeres tenían un contacto inmediato con Dios, sin intermediación de la Iglesia, para establecer un diálogo directo con Él. Entonces de esta forma se dedicaban a la defensa y el cuidado de los pobres, de los enfermos y los huérfanos, y a un campo poco común, el del conocimiento: traducían obras religiosas a lenguas comunes.
La Educación es uno de esos campos en los que la mujer tiene cierto espacio en la Edad Media. Era ella, desde que la mayoría de la población es analfabeta, la encargada de transmitir la cultura y los conocimientos que poseía a los hijos y las hijas. Si nos referimos a las nobles, hoy en día sabemos que la mayoría de ellas sí cultivaron los saberes. Haciendo dominio de la escritura y la lectura, aprendieron otras lenguas, se instruyeron en ciencias, y en música. La educación para las clases bajas fue mucho más complicado, especialmente en las zonas rurales. De cualquier forma y a pesar de los conocimientos que tuviesen o su clase social, las instruían en la religión y las enseñaban a organizar un hogar.
A las niñas plebeyas las iniciarán en la costura, el hilado y las tareas del huerto y el ganado y si tenían un negocio familiar, a las labores que debían desempeñar. A las nobles se las mostraba cómo dirigir al servicio así como buenos modales y el saber estar. Las monjas eran las más afortunadas entre todas las mujeres si a la educación nos referimos ya que podían llegar incluso a conocer el latín y el griego y por tanto a leer y escribir. A pesar de que no era lo común, hoy en día sabemos de mujeres que retando a su tiempo, escribieron desde los conventos: Hildegarda de Bingen o Gertrudis de Helfta. Debieron enfrentarse a un cuestionamiento ya que se consideraban sin rigor por el simple hecho de ser mujeres. Se las consideraba también con menor inteligencia, menos capacidades o incluso sin alma: las prescripciones o normas que debían seguir las mujeres, independientemente de su edad o clase social, se regían por libros de los monasterios o de la Antigüedad. Destacan las obras de fisiología que argumentaban que la diferencia entre sexos era una cuestión biológica: a las mujeres les atribuían unos humores fríos y húmedos, mientras que a los hombres se les consideraba calientes y secos, la perfección y medida de todas las cosas.
La naturaleza de las mujeres les hacía no sólo ser más débiles en los aspectos morales, sino también en los físicos, porque podía ser causante de todas sus enfermedades, entre ellas la menstruación -que no era sino todo aquello demoniaco que la mujer expulsaba por la vagina-. Estos tratados fisiológicos, junto con otros escritos sobre moral y costumbres, así como una regulación jurídica muy negativa para la mujer, hicieron de la Edad Medía, en su mayoría, una etapa oscura, de austeridad y de prohibiciones para la mujer, en la que su comportamiento estuvo medido por la institución de la Iglesia como único garante del buen orden social y vigilado por los maridos como ejecutores de las normas.
A las niñas plebeyas las iniciarán en la costura, el hilado y las tareas del huerto y el ganado y si tenían un negocio familiar, a las labores que debían desempeñar. A las nobles se las mostraba cómo dirigir al servicio así como buenos modales y el saber estar. Las monjas eran las más afortunadas entre todas las mujeres si a la educación nos referimos ya que podían llegar incluso a conocer el latín y el griego y por tanto a leer y escribir. A pesar de que no era lo común, hoy en día sabemos de mujeres que retando a su tiempo, escribieron desde los conventos: Hildegarda de Bingen o Gertrudis de Helfta. Debieron enfrentarse a un cuestionamiento ya que se consideraban sin rigor por el simple hecho de ser mujeres. Se las consideraba también con menor inteligencia, menos capacidades o incluso sin alma: las prescripciones o normas que debían seguir las mujeres, independientemente de su edad o clase social, se regían por libros de los monasterios o de la Antigüedad. Destacan las obras de fisiología que argumentaban que la diferencia entre sexos era una cuestión biológica: a las mujeres les atribuían unos humores fríos y húmedos, mientras que a los hombres se les consideraba calientes y secos, la perfección y medida de todas las cosas.
La naturaleza de las mujeres les hacía no sólo ser más débiles en los aspectos morales, sino también en los físicos, porque podía ser causante de todas sus enfermedades, entre ellas la menstruación -que no era sino todo aquello demoniaco que la mujer expulsaba por la vagina-. Estos tratados fisiológicos, junto con otros escritos sobre moral y costumbres, así como una regulación jurídica muy negativa para la mujer, hicieron de la Edad Medía, en su mayoría, una etapa oscura, de austeridad y de prohibiciones para la mujer, en la que su comportamiento estuvo medido por la institución de la Iglesia como único garante del buen orden social y vigilado por los maridos como ejecutores de las normas.
En la actualidad se han multiplicado los estudios sobre esta época y sabemos gracias al trabajo de muchas historiadoras, de grandes mujeres que retaron a su tiempo o de actividades en las que la mujer era el centro.
Como se mencionó en líneas anteriores tenemos el claro ejemplo de Hildegard von Bingen, fue un una de las mujeres más sobresalientes de esta época. compositora, escritora, monja y propuesta para Doctora de la Iglesia. Asimismo encontramos otras mujeres, si bien no tan conocidas como Hildegard, pero no por ello menos importantes en su ámbito. Las trovairitz -contrapartida femenina de los trovadores medievales. A continuación los dirijo a la siguiente dirección, para que lean detalladamente la obra musical de Hildegarda en http://www.humanitas.cl/
Las trovairitz fueron la contrapartida femenina a los trovadores que vivieron y crearon música y poesía en la Occitania de los siglos XII y XIII. El término "trovairitz" fue acuñado en el siglo XIII y proviene de la palabra provenzal "trobar" que significa literalmente "encontrar" y más concretamente "componer". Así, las trovairitz eran compositoras y poetisas que desarrollaban su arte en las cortes occitanas de los siglos XII y XIII. Ellas constituyen el primer ejemplo en la Historia de la Música occidental de mujeres dedicadas a la música profana.
Aun siendo la contrapartida es importante señalar diferencias considerables entre trovadores y trovairitz.
Así, mientras el trovador podía -y solía - ser de origen humilde, las trovairitz eran de origen noble y estaban casadas con importantes nobles de ámbito provenzal.
En la Francia del siglo XII se vió favorecida la independencia económica de las mujeres gracias a un sistema legal vigente en el sur que permitía a las mujeres heredar propiedades. Así, estas mujeres se hacían cargo de los bienes familiares mientras sus maridos se encontraban luchando en las cruzadas.
Esto trajo consigo un clima de libertad e independencia femenina que favorecía la creación artística. Sin embargo, sólo se han conservado unos 23 poemas y alrededor de 4 melodías atribuibles a las trovairitz.
Entre las trovairitz más importantes podemos destacar las siguientes:
Alamanda de Castelnau, Azalais de Porcairagues, María de Ventadorn, Tibors, Castelloza, Garsenda de Proença, Gormonda de Monpeslier, y por último Beatriz, Condesa de Día.
Tibors de Sarenom (1130 – 1198) constituye el primer ejemplo documentado de poesía femenina. Así, Tibors sería la primera trovairitz.
: vivió a finales del siglo XIII. Se le conoce una única obra escrita al parecer en colaboración con el trovador Gui d'Ussel. María de VentadorBeatriz, Condesa de DíaAzalais de PorcairaguesCastelloza: esposa de Turc de Mairona, vivió a principios del siglo XIII. Escribió varias poesías y canciones dedicadas a Arman de Brion del cual estaba enamorada aunque tenía un status social mayor que ella. Las cuatro canciones suyas que se conservan la convierten, junto con Beatriz de Día, en una de las trovairitz más prolíficas. Los temas de sus obras tratan de su amor imposible en el tono habitual del amor cortés. nació cerca de Montpellier. Fue amante de Gui Guerrejat, hermano de Guillaume VII de Montpellier y se desenvolvía en los círculos aristocráticos. Sólo se ha conservado una de sus obras, aunque sin la música. El poema forma parte de un debate poético entre ella y el trovador Guillhem de Saint-Leidier sobre el lo que supone que una dama tome un amante más rico o más relevante socialmente que ella misma y si esta diferencia social constituye una deshonra para la dama. (1180/1212). Esposa de Guilhèm de Poitiers, la Condesa nos ofrece una visión muy personal acerca de un mundo regido por rígidas reglas dictadas por los intereses masculinos contra los que ella se rebela, escribiendo textos bastante apartados de la rígida estética del amor cortés. Garsenda de Forcalquier, Condesa de ProvenzaBogin, M. (1976): The Women Troubadours. Scarborough, Paddington.(1180 – 1242) catalana de nacimiento, su matrimonio con el Conde de Provenza suposo la unión de ambas casas. Garsenda fue una importante mecenas de las artes occitanas así como poetisa y compositora. Es conocida como la trovairitz Garsenda de Proença.1226–1229) escribió el que ha sido llamado el primer manifiesto político escrito por una mujer. En este escrito defiende la postura del Papa Inocencio III en su actuación durante la Quinta Cruzada. Continúa argumentando que la peor herejía es la crueldad de ánimo y la falsedad. Gormonda fue posiblemente una monja dominica. fue considerada hasta hace poco una mera invención poética del trovador Giraut de Bornel. Sin embargo, esta interpretación no es cierta ya que su existencia real está documentada por otros trovadores. Su periodo creativo se reduce a la época que pasó en la corte de Raimundo V de Toulose que abandonó para casarse con Guilhem de Castelnou. Murió alrededor de 1223.
La verdad es que me parece muy gracioso el hecho, de que el término MÚSICA, es femenino, y procede del griego "Mousiké", haciendo referencia a las nueve musas, hijas del Dios Júpiter.
La patrona de la música,es una mujer: Santa Cecilia.No creo en las coincidencias. la mujer, también es capaz de crear y transformar su entorno y su quehacer a la par del hombre, enriqueciendose y complementandose para el bienestar de todos y bueno, no contamos con gran número de mujeres desarrollando nuestro arte musical en la edad media, pero el transcurso de los años no pasa en vano, y ya hablaremos en otra ocasión, de otra época , sobre el rol de la mujer en la música y sus creaciones.
LUZ ADRIANA DÍAZ GONZÁLEZ.
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